29 de junio de 2008

Entonces me siento en un rincón para encontrar mi equilibrio. Suele costarme porque siempre recurren a mi numerosas impresiciones que me llaman ¿no podrían dejarme en paz? no las culpo soy yo la frente que se deja abusar. Incontrolablemente voy, sirvo, animo, rio, rancheo y digo pancho y me rio, ¿vale la pena una noche absurda para un minuto de una sonrisa gigantesca? Vuelvo a buscar la igualdad, la redistribución, por lo que tomé asiento.
puntas de pie opinan:
que la balanza no está ni a favor ni encontra, pero si está a medio grito y siempre te molestó la contaminación acústica así que esos par de móviles te recomiendan que ese ruído lo hagas vos porque si los platillos retumban... podría ser más catastrófico.
una señora de 91 años parada arriva de un pie solito dice:
que no seas tan efímera y que si hay que pararse arriba de uno, que sea derecha o izquiera, que no sea un rato y otro, que uno se defina.
equilibristas con sillas en la cabeza insinúan
les da la razón a los otros dos, se automira y dice, madera, tocá madera, arrastrá madera y daaaaale con maderá que vos solita no tenés la culpa, andá y cometelo crudo como aserrín
P.C. respira mirandome con los ojos más dulces
antes de leer esta nota quemala.

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