Me espía. Estoy casi segura. Yo me levanto y él está tratando de adivinar qué sucederá mientras revoleo la sien, sigue mi rumbo descostillándose de la risa detrás del espejo. Ahí es donde más me da miedo: el retrato dinámico propio ya es espeluznante, si nos miramos bien ya estamos muertos, pero no para él; puedo estar tiesa y con la respiración entrecortada, luego un dolor en la yugular y el final del cadaver en el piso que conocemos todos, y aún así seguiría siendo su musa ancestral, su Dulcinea del Toboso, su acrobacia sin restricción de límites que superase el cuerpo, o ramas paralelas de tiempos. Ya intenté hacerme la muerta y no funcionó, aunque en ese momento no estaba observándome en el lugar de siempre, desde sus posiciones básicas (las cuales yo evitaba mirar para no inhivirme ante tal efecto) y sin embargo deshecha y paralisada sabía la jugada touché: si no estaba ahí, debería estar en otro lugar mejor uno seguro. Entonces al fin y al cabo yo lo perseguía y él, pituco y petitero, se dejaba escapar mientras yo era la que iba ocupando su espejo y él mi posición. Desesperada, acechándolo, es que agarraría esos pelos largos y se los tiraría hasta sacárselos y sin dolor ni morbismos dejaría su cabeza libre para que de sus poros brotase la mar y ya embriagados, nos limitásemos a dejarnos ahogar. Y si nos encontramos en las burbujas de aire, que será lo único que nos interesará, o como se ven los colores traslúcidos por el agua, llegaremos al punto donde la muerte es clochard, el aire es vendido por sprayette, una pierna pesa y se deja caer inmóvil mientras que la otra huye, una pipa no es una pipa cuando la fiebre nos gana; y en esa cúspide, en esa cornisa que divide las manos de un negro mojadas por tierra roja que le queda en los dientes (another one bites the dust) y que tarda en darse cuenta que en realidad se tragó un bicho, de mocasines y encorbes mal vistos. Entonces, ya hundidos sin posibilidad de sobrevivir con las líneas enredadas de ficción/realidad que nos terminan de matar, fallecemos y descubrimo señor lector, que no fuimos los únicos que se esconden: cuídese, lo estamos espiando.

Extraño la normalindad de mi normalidad.

no sé por qué siento que no paro de meterme en kilombos

teatro me enseñó a llorar, pero no a tragarme el llanto

tranquila, no hay tal crisis

-pero es muy dificil ver, si algo controla mi ser!

OmsagrO (muy fuerte para ser publicado en estos momentos donde el amor: el cólera)

Y ya no sé si era amor, hormonas, pasión, conexión,ideas psicológicas maquinarias utodestructoras o qué, la cuestión es que nunca pude. nunca de las nucas, creo que porque quiero algo tan simple como el invierno, como la yema de los dedos, como el café. Me toco la nuca, giro la cabeza y de reojo y con la cola entre las patas intento (deseo) hecharte una par de ojos sensibles que se asoman a espiarte, porque aunque sepa que yo no te voy a hablar y vos no te vas a acercar, nunca está demás saber que vos estás ahi, y que bueno, yo estoy acá, del otro lado. Y probablemente en estas 23:21hs estemos haciendo lo mismo: yo estoy garabatéandonos, vos estás desvaneciéndonos, mejor dichos estamos haciéndolo y como si el lenguaje nos jugara un juego en el que obviamente perdemos, es genial ver como un papel film nos envuelve la panza, nos va cortando el respirar, y se interpone entre los dos cuerpos, y nos tapa la boca que intenta abrirse pero no logra rescatar ni dos humos. Entonces, con nuestros ojos también tapados -nos dejamos entrever, nos queremos entrever, necesitamos entrevernos, para eso; para simplemente saber que el otro está y que con sus respectivas deformaciones, con las distorciones que el plástico hace actuar, con todo lo que el tiempo destiñe, con todo eso y más necesitamos vernos, nos necesitamos de alguna manera, esa en la que nos detestamos por no ser iguales, por no tener las mismas condiciones de amor que hoy nos hacen desalinear la mirada, esa que había perdido y que habías encontrado en tu espalda, esa, que creo que ya deliro y vos nunca deseaste.

-Cerda-patológica-adicta-a-las-relaciones- (gracias público! brindo por las veces que perdimos las mismas batallas) tengo tu sonrisa en un rincón de mi salvapantallas.

bastaBASTA!b a s t a

[una mujer sin conducta no es una mujer]

Abstinencia

de penas

divinas

decadentes

absurdas

que lo0 hacen desearse

y que a uno

le van comiendo

la puntita del estómago

hasta llegar

a quién sabe qué lugar espeluznante

donde las chicas le dicen a sus esposo

HolA AMOR?! que tal el trabajo cariño?

AgotaDOr CIELO!

ay payita mía guárdate la poesía pa'ti!

"muy mala"
algo más para agregar?
sí negro, me destruíste el au to e s ti ma

Hoy es diez-y-siete de octubre y ya pasó, pongamosle, un-mes-y-medio. Uno dice lo superé o no lo superé o da una respuesta concreta, y otros, simplemnte nos damos cuenta que tenemos un retorsijón de lágrimas contrayéndose, que a veces se convierten en una risa que brota del alma misma y se sabe que se está feliz, y otros que se sabe que estamos a siete metora bajo tierra.

el tiempo pasa

nuestras penas también

nuestras alegrías

y a veces uno dice

no debe durarse tanto

no debería dejarse llevar así

no vale la pena

no son las cosas así

a veces uno simplemente está dolido,

la importancia de la palabra nos hace espeluznantes

guerra,

guerra con la loca de mierda, mi amor.

voy aponer toda slas cosas que me hacen bien

voy a dejar todas las cosas que me hacen mal

Si tuviera que dibujar mi cuerpo estoy increíblemente orientada
empezando desde abajo, porque siempre que se habla de uno se empieza desde bien abajo, con los piez chuecos, las piernitas flaquitas y destapadas perdiendo tu calorro, las caderotas, la panza, los pechos, toda una humana completita, y en la cabeza un gran remolino que se llama manuel y que decae en un enredo de pelos rubios, dientes afilados y apretados, que me atan las manos y me ahogan la garganta.

reventaré y seré millones]

É UN MONDO

DIFFICILE

recuperé mi sueter, nuestros actos de habla y las ganas de no verte más por mucho tiempo.

poca-guerra-florida