27 de julio de 2008

El regreso de los elefantes.

Hace un tiempo me decidía a ocultarme en las letras más sumisas. Ahora me miro y dijo ¿para qué? esclavita imberbe (me repetía) y la historia, como siempre, se me chispoteaba de los dedos como la misma vergûenza. Entonces, retrocedo unas cuantas palabrejas asimiladas para ver que me comí la diéresis de vergüenza, o historia estaba escrita como "histoira" o quien sabe. Por eso mismo corrijo, y sigo, sin mirar más atrás. Se hace una línea de tiempo inalterable pero llena de idas y venidas y cosas raras y normales que no me siguen gustando (como la carne). ASí se la vie. "como quien mata un perro" (Julio Chávez) muestra que no es necesario que un asesino de Taina venga a buscarnos para apuñalarnos con el mas fino calibre y morir apasionadamente sino que podemos nosotros mismo ser ese filo apasiguante. Otra recta de tics/tacs. Como siempre el mismo final: sola, se repite automáticamente: sola, sola.

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Mis carnavales... (son canívales y amantes)