9 de marzo de 2009

La mirada perdida y sin embargo, cada detalle le interesaba, lo sorprendía, lo memorizaba tan drástica como dramáticamente. La silueta lo envolvía, lo hechizaba, lo fastidiaba en cierto punto: en ese en el que su injusta lujuria lo encarcelaba, en el sentido en el que se hacía tan amoroso como desdichado y de una forma inevitable. Paulatinamente los poros se le colapsaban y ya su perplejidad lo llegaba a conmover, lo incitaba a un grado cercano al desenfreno por la observación de aquel espíritu, de aquel diablo. La respiración sintió la presión de tanto hervor por el echo y empezaba a entrecortarse, a retorserse un poco y livianamente a volver al ritmo normal, pero haciendo ondas repetidas. Y ya no era él sólo viendo quién sabe qué, era su circunstancia, su lugar, sus ojos, su cerebro, sus manos, su ser, quietos por fuera y desgarrándose por dentro. Silencios no-premeditados, palabras feroces y ustedes dirán que se carcomía internamente...

no, ni siquiera por fuera.

Sometimes a girls is just a girl, sometimes a girl is a clochart.

5 de marzo de 2009

¿qué caso tiene seguir nuestra búsqueda por la ciudad si no vamos a encontrarnos y por más que busquemos desde los rincones más oscuros hasta el borde de la pantalla de la lámpara seguiría siendo inutil? Más in´-util también sería buscarnos al lado de nosotros mismos, encontrarnos, extrañarnos y devolvernos en un abrazo más desencajado que otra cosa, porque así son los nuestros, con piel, con perdones de un minuto, con satisfacción, con fuerza, hasta que volvemos a ser nosotros y ahí termina todo y lo que era un abrazo vuelve a hacernos lo que somos y esa mirada imbécil que nos miente, y esas frases insólitas que se me salen porque sí, y toda tu comprensión se fue de viaje a Editophia.

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Mis carnavales... (son canívales y amantes)