13 de septiembre de 2008

Cabrera había llegado de la cena y se aventuró a correr, a llegar a tiempo a su destino. Tan puntual como esperado y tan sobrio como sombrío, no podía dejar de parar sus pies con su incontenible paseo incesante-compulsivo. El horario se lo ponía él: todas las noches antes de ir a dormir se acostaba y lo hacía en soledad y sin ruido y prepárese señor lector porque Cabrera no es un tipo como cualquiera: no, él es tan mismo como ninguno y tan todos como podemos serlo. Hasta no se quiere salir la palabra del miedo el temor que da, y lo triste que es su coqueteo nocturno, por el frío contacto de respirar el aire de la realidad, por el espantoso sabor amargo después de comer azúcar, por sacarle una foto al ventilardor andando, por estas y tantas cosas es que Cabrera lo hace, por estas y otras más. Y ahora la acción si mero plano de restricción: Cabrera especulaba su vida en su cabeza y no le daba un sentido más que, su propio gusto. Cabrera se imaginaba a su secretaria diciéndole quien sabe qué obscenidad, y hasta a veces masacrando a su vecina, pero a veces, solo a veces, Cabrera creía que iba caminando y se encontraba a María, su antiguo amor secundario, a la que le declaraba todo su cariño y como quien no quiere la cosa y por arte de magia su vida empezaba a ser, lo que cualquiera hubiera soñado. Lo raro es que Cabrera nunca quería ser Cabrera, como lo natural, como en la realidad, como es "feliz", no. Cabrera siempre se llamaba igual, y vestía igual, hablaba igual, miraba igual, tomaba los té de algas igual pero en el dormeteo, Cabrera gozaba de escenas y personas que en su vida actuaban distinto, en su imaginación actuaban como él quería y para su deleite. Es gracioso porque Cabrera, nunca quería ser Cabrera, quería ser la víctima, el dulce, el romántico y valiente. Cabrera también llegó a pensar qué pensaban los otros antes de irse a dormir: en cuentas a pagar, en qué sabían para su examen de mañana, en sus problemas. Lo que Cabrera no sabía es que todos somos un poco... Cabrera.

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Mis carnavales... (son canívales y amantes)